Miguel Ricaurte

La “irrelevancia” del desempleo

Miguel Ricaurte Economista jefe Banco Itaú

Por: Miguel Ricaurte | Publicado: Martes 4 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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La tasa de desempleo es un indicador insuficiente de la situación del mercado laboral. Por ello, debemos mirar otras estadísticas que agregan textura a la desabrida cifra de desempleo, para tener una visión más completa del mercado del trabajo.

No digo que no deba preocuparnos esta cifra, pues el desempleo de 12,3% del segundo trimestre es el mayor desde julio de 1986, cuando alcanzó 12,4%. Ni siquiera en el peak del período post-crisis asiática (desempleo de 11,9% en agosto de 1999), ni en la crisis financiera internacional cuando el desempleo superó 11% entre el segundo y tercer trimestre de 2009, habíamos visto niveles tan elevados. Hay que destacar, eso sí, que esta comparación es algo injusta, puesto que tanto la métrica (la encuesta de empleo) como la estructura de la economía, han cambiado.

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El empleo y su composición importan más. Producto de las medidas sanitarias adoptadas, ha habido una histórica destrucción de puestos de trabajo. Ya que las cifras de empleo tienen estacionalidad –varían a lo largo del año por factores estacionales y de calendario–, debemos mirar los cambios en 12 meses. Así, respecto del segundo trimestre del año pasado, se perdieron casi 1,8 millones de puestos de trabajo (caída de 20%), casi la mitad de ellos asalariados privados (cerca de 801 mil), llevando al empleo a niveles de una década atrás.

Recuperar el empleo asalariado será difícil y, además, existe un riesgo para esta categoría: la ley de Protección de Empleo. Al cierre de junio se registraban más de 660 mil trabajadores con contratos total o parcialmente suspendidos (casi 700 mil al cierre de julio). Si sus empleadores no pueden mantener la relación laboral en los meses siguientes –algo que el Banco Central estima que podría bordear el 50% de los casos– habrá más destrucción de empleo asalariado. No obstante este riesgo, con más trabajadores ausentes, las horas trabajadas han caído 14% en 12 meses, a su nivel más bajo de la última década, afectando a la productividad del trabajo y el crecimiento.

Por otra parte, los trabajadores por cuenta propia disminuyeron en casi 650 mil. Este grupo, que incluye a personas que no han podido desempeñar su actividad debido a las restricciones de movilidad y las cuarentenas, seguramente será el más rápido en volver a la normalidad. En los primeros meses de la recuperación posterior a la crisis financiera internacional, el empleo por cuenta propia explicó más de la mitad de la creación de empleos, pues se trata de actividades que no enfrentan grandes costos de entrada.

Se han perdido casi dos millones de empleos, mientras los desocupados subieron en solo 300 mil, ¿qué pasó con el resto? La respuesta está en los “inactivos”: personas de edad laboral que no trabajan ni buscan empleo. Mientras que a mediados de 2019 casi 63% de la población en edad de trabajar participaba del mercado laboral, en el segundo trimestre esta cifra cayó a 51,9%, agregándose unos 1,8 millones de personas a la inactividad, con muchos desanimados por las perspectivas laborales. Al igual que con el empleo, la vuelta de los cuenta propia permitirá una rápida recuperación de la participación laboral hacia adelante.

Conforme la economía se reabra en los próximos meses, el mercado del trabajo mejorará. Sin embargo, es posible que demore en volver el mercado laboral que teníamos pre-crisis, pues sin un sostenido período de crecimiento, como el que vivimos tras la gran recesión de 2009, habrá bajas duraderas en participación y formalidad laboral.

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